*Hace un par de años, participando en una exposición pequeña, efímera y colectiva, con un par de amigas en Pandeo D.F., diseñé y publiqué por primera vez un cartel al que no di mucha difusión y que estoy re-haciendo, retomando en tiempos pandémicos de fines del año 2020 e inicios del 2021. abierta a su potencial virtual. Actualmente circulo el cartel en algunos portales virtuales donde personas anónimas o no, buscan algún tipo de encuentro.
*Sigo sosteniendo lo siguiente, que me parece da sentido a esto, y que escribí con el primer cartel :: copio partes, agrego otras::::
El acceso o acercamiento al "arte", suele darse normalmente acudiendo a los espacios reservados para ello: museos, galerías, espacios independientes y dependientes principalmente. Pero,¿quiénes, -llevando una vida citadina, en la que tenemos que laborar en su mayoría 8 horas diarias y en una labor o más- vamos al museo, o nos acercamos a alguna experiencia “artística” cuando tenemos oportunidad? ¿El arte en verdad es para todxs? y ¿todxs lxs "artistas" estamos en lxs museos?¿Cómo lo que entendemos por "arte" puede relacionarse con la vida cotidiana, laboral y sus ritmos?, ¿es posible?
A esto sumaría una situación
de convivencia que quizás ya estaba pero reforzada en tiempos pandémicos: la
apertura hacia lxs otrxs, hacia lxs extrañxs y al hecho de generar alguna
intimidad con ellx(s). Me parece que hablar de "encuentros
casuales" da un cariz de fantasía que abre espacios íntimos más cercanos a
la fiesta que al trabajo. Abrirse a la confianza e intimidad de un
anunciado encuentro con alguien desconocidx, así sea con pretexto artístico,
implica salir de lo familiar-conocido y tener disposición- intención,
¿necesidad? de un acto que rompe la rutina y lo que ésta implica en su profundidad.
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